viernes, 5 de mayo de 2017

RETO DÍA 5: Tu familia


A ver, déjame que te lo ponga así: yo creo que existen dos tipos de familia: la de sangre y la de corazón. Y dentro de esta última tenemos dos categorías: la humana y la peluda. La de sangre ya la conoces: papá, mamá, Sam, los abuelos, nuestros tíos, ¡incluso los primos segundos de mamá! Y hasta la familia política, todos son familia de sangre. No, no me refiero a que los políticos sean de nuestra familia; sino a esa gente que llega a la familia con el paso del tiempo, como cuando las personas se casan. ¿Cómo que no entiendes? Mmm… A ver, ¿ubicas a Mary? Bueno, ella es nuestra tía política, porque no es nuestra tía de sangre, antes de estar casada con Toño no formaba parte de la familia, ¿verdad? Pero cuando se casaron ella se volvió nuestra tía. A eso se le llama “pariente político”, porque no es de sangre. ¿Qué por qué le decimos político? No, pues la verdad ni idea, jamás lo había pensado, pero no, no tiene nada que ver con la política.

¿Qué? Ah, sí, bueno, te decía: entonces tenemos a esa gran familia, que puede ser de dos miembros o puede ser sumamente numerosa. Que incluso puede que estés tú sola en el mundo, pero con que guardes su recuerdo en el corazón, siempre vivirán en ti. Pero luego tenemos a la familia de corazón. No, no son las personas que más quieres. O bueno, sí, pero no papá y mamá y ellos, sino tus amigos. Son esas personas con las que no compartes ningún lazo sanguíneo: no son tus tíos, ni tus primos, pero son tus mejores amigos y no puedes imaginarte tu vida sin ellos. ¡Exacto! Son como tus hermanos y los adoras, como tú con Lizzy y Sandy. Sí, y yo con Paco y Lola. Esos son nuestros hermanos de corazón, porque no nacieron de mamá y papá, pero los adoramos y son muy importantes en nuestra vida, ¿cierto?

Pero además de tenerlos a ellos, están esos familiares de corazón ¡que encima son muy peludos! Sí, ¡peludos! Como Bigotes y Lady. Ellos no serán humanos, ¿pero a que los quieres mucho mucho? Bueno, pues por eso mismo, ellos terminan volviéndose parte de la familia. Son como un miembro más: hay que cuidarlos, jugar con ellos, sacarlos a pasear, ver que hagan ejercicio, y darles mucha comida. Sí, en especial a Lady, siempre se come la comida de Bigotes. ¿Qué pasa con Tuga? Ah, sí, Tuga también es de la familia, pero sí, tienes razón, no tiene pelo porque es una tortuga. Pero aun así es un miembro muy importante para nosotros, ¿no crees?


Si algo le pasara a Tuga, Sam se pondría muy triste. Igual tú si le pasa algo a Lady, o yo con bigotes. Si un día por algo no están, nos dolerá mucho su partida. Por eso te decía que es tan importante cuidar a nuestra familia, sin importar qué tan chica o tan grande parezca, qué tan lejos o cerca estén, o si ya se adelantaron al Cielo como Nana… Todos ellos siempre vivirán en nuestro corazón y en nuestra memoria. Y si los tienes ahí, en tu corazón, te acompañarán siempre, sin importar a dónde te lleven tus pasos.

jueves, 4 de mayo de 2017

RETO DÍA 4: Tu animal favorito

Para Tommy y todos los mininos
que me han acompañado en la vida.

Se alarga y se enrolla, casi como si fuera un resorte. Un resorte cubierto de suave pelo. De ese pelo que puedes acariciar una y otra y otra vez, perdido totalmente en tus pensamientos, absorto en las verdades del universo, hasta que ese suave cojín con patas pierde la paciencia, se estira con la lentitud de un alma inmortal y se marcha con paso lento pero seguro, casi altanero. Sabes a dónde irá: primero comida, luego agua, luego el baño, y por último buscará un nuevo sitio donde estirarse, alargarse y enrollarse, casi como si fuera un resorte, para dejarse caer en los brazos de Morfeo y perderse por unas horas… o hasta que lo molestes de nuevo. En caso de que aún no lo sepas, los únicos brazos donde esta criatura esponjosa ama estar por horas son los de Morfeo, todos los demás resultan incómodos después de un rato. “Pero es que es tan apachurrable”, piensas. “Dan ganas de estrujarlo, abrazarlo, cargarlo, apapacharlo, consentirlo y colmarlo de besos…”, claro, hasta que sus pelos se queden en tu lengua y en tu ropa.

Pero no importa. Sigue siendo adorable.

Lo observas. Duerme con la paz de un niño recién nacido, confiado en que lo protegerás de todos los peligros. Cuando te observa con esos ojos ancestrales y baja lentamente sus párpados, sabes que te está besando, sabes que te está diciendo cuánto te ama. Con esos ojos de dragón, con remolinos y grietas y líneas dibujados en múltiples tonalidades. Ojos que podrías observar por horas si él no perdiera la paciencia, y se estirara, se alargara y se enrollara en sí mismo, casi como si fuera un resorte, cambiando de posición para indicarte que lo haz interrumpido.

Te alejas, tratando de no hacer ruido –pero fallando–, pensando en qué sucedería si tú fueras un gato: si tus pisadas fueran más silenciosas que una noche oscura, tu piel más suave que el agua de un estanque dormido o que un capullo de flor en primavera, tus ojos más profundos que la negrura del espacio y aun así tan vivos, tan astutos, con tanta sabiduría en su interior... ¡Y Dios, esas patas! Esas patas suaves y afelpadas con sus almohadillas acojinadas que quieres apretar y acariciar y besar al mismo tiempo.

Gatos. Podrías dormir todo el tiempo. Podrías no hacer nada en todo el día y nadie te regañaría, porque nadie esperaría de ti otra cosa. Al contrario, te adorarían. Te mirarían embelesados, con la misma mirada amorosa –y casi cursi– con que miras ahora a tu gato, y pensarían en lo hermosa que eres cuando te alargas y enrollas, casi como si fueras un resorte… Y es que donde algunos solo ven una suave y esponjosa bola de pelos, tú ves resumida la eternidad, el propósito de tu vida, la lección de amor y entrega total que debías aprender en aquella vida pasada cuando tu egoísmo te cegaba y alejaba de todos.

Suspira. Lo has visto. Lanzó una larga respiración en sus sueños, casi como si supiera en lo que estás pensando. Entonces abre los ojos, te observa un momento. Se estira, gira y cambia de posición. Y lo ves cómo se alarga y se enrolla, casi como si fuera un resorte…

miércoles, 3 de mayo de 2017

RETO DÍA 3: Mi mejor amigo


Mi mejor amigo ama ir de compras, pasear por los centros comerciales, disfrutar de un café frío y hablar de la gente sin remordimientos ni conciencia. Mi mejor amigo odia las multitudes, prefiere quedarse en casa leyendo un libro, viendo una peli, teniendo pláticas profundas sobre quiénes somos y a qué venimos. Mi mejor amigo ama las frituras y la comida chatarra, me regala dulces y chocolates, prepara nuevos cócteles conmigo y no siente pena por acabarnos solos un litro de helado en una sentada mientras miramos hacia la nada. Mi mejor amigo es vanidoso y deportista, no puede dejar de ir al gimnasio y sé que mentalmente cuenta las calorías, aunque no lo diga; es estricto con su dieta pero guarda un espacio para los antojos cuando nos vemos porque sabe cómo soy y, en el fondo, sabemos lo antojadizo que es él. Mi mejor amigo es un hombre. Mi mejor amigo es una mujer. Mi mejor amigo es extrovertido e introvertido, es alto y chaparro, es flaco y gordo, ama leer y odia los libros, adora bailar y las fiestas o estar botados en un sillón sin hacer nada. Es con quien veo atardeceres y asisto a conciertos masivos. Con quien hablo, con quien escribo, con quien mentalmente a veces me comunico. Mi mejor amigo es el compendio más perfecto de cualidades y defectos. Siempre está a mi lado para impulsarme con palabras de aliento. Vamos a todos lados juntos. O vamos a ninguno. Y aun así lo adoro, aunque no siempre nos vemos, porque mi mejor amigo no es uno: son un montón, y a todos los amo.

martes, 2 de mayo de 2017

Reto de escritura


Sé que probablemente ya nadie pasa por aquí, pero aún así les comparto este reto de escritura que estaré haciendo en las próximas semanas. Como podrán ver en la imagen, consiste en escribir sobre un tema diferente cada día, durante 31 días.


¡Ojalá se animen y lo hagan también! Nos estamos leyendo,