lunes, 4 de noviembre de 2013

Black Fantasy

Lo sabía, sabía que había visto un asesinato, ¿pero quién quiere tener algo así en su memoria? La sangre, los restos, el cuerpo yaciente en una posición casi cómica, como si fuera una marioneta a la que de pronto le cortaron los hilos, un bailarín caído... Sí, sabía lo que mis ojos habían captado sin querer en un momento fugaz, una mirada involuntaria resultado de ese tronido en medio de la noche. Jamás podría olvidar su cara, ese rostro desfigurado mezcla de la sorpresa y el dolor. Y la sangre... tan irreal, casi tan falsa como la de las películas... Todo me recordaba las ilustraciones de batallas medievales y los cuentos de hadas que mi madre tanto me había leído de pequeño. Sí, ahora todo era un cuento de hadas, uno donde un enorme dragón había vencido al guerrero aplastando su cráneo contra el piso. Era un cuento sin final feliz donde los magos torturaban a los hombres y las brujas se comían a los niños. Daba igual que fuera de día o de noche, siempre había un muerto esperando en la esquina. Así son, así serán las calles de mi ciudad.



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