lunes, 12 de marzo de 2012

Back 2 origins


HAPPINESS
Todo es tan increíblemente bello, tan perfectamente hermoso, que resulta aterradora la idea de que no haya más que ilusiones rodeándome. Hay veces en que me siento frágil, como si todo a mí alrededor fuera una pompa de jabón al borde de la explosión, pero en el fondo sé que esa explosión no significaría el final del mundo exterior, sino el mío.
Tengo sueños, tengo ilusiones. Momentos del día llenos de dicha y amor que me hacen olvidar los tontos miedos que tratan de quebrar mis noches; mas ellos no importan porque soy fuerte y sé que nací para triunfar, nací para ser grande.
Así que me siento al borde de la hoja de papel que simula una bella flor en el jardín de mis invenciones, y espero ansiosa a crecer, a llegar más lejos, a ver todas esas estrellas y planetas vueltos una realidad universal y no sólo un suspiro de mi aliento. Y espero… espero… espero…


TWILIGHT
La espera es el gran error del hombre. Me voy dando cuenta. Conforme veo a mí alrededor comienzo a percatarme de que el tiempo no detiene su marcha; a veces incluso parece ir más aprisa, como si compitiera con mi fortaleza interna. Pero no sé si pueda superar esta prueba. Lo cierto es que ya no sé nada.
Las dudas, esos asquerosos bichos negros que se arrastran como gordos gusanos de humo hacia mí, han comenzado a roer mis entrañas y a cuestionarme de si esto es lo correcto. ¿Será el momento? Me evado. Me oculto en el oscuro mundo que se abre ante mí con esos lóbregos bosques llenos de neblina, tan tentadores, tan deseables. Y ese gran silencio, el silencio que no te recrimina nada, que no te exige nada. Y la soledad… oh, dicha de dioses. Es un universo idílico para escaparse y ahora se presenta ante mí, como la manzana roja de Blanca Nieves, listo para ser devorado por mi interior.
Y me sonríe. Me sonríe curvando los labios y observándome fijamente, porque sabe que quiero, que en el fondo muero por ir a sus brazos y fundirme con él. Perderme, perderme en la nada. No tener que rendir cuentas, que pensar, que crecer, que madurar, que ser grande, que superar niveles, que llegar a ser la mejor, siempre la mejor, la número uno, la chica perfeccionista, la hija única modelo…
Y lo abrazo.


DARKNESS
¿Quién soy? ¿Qué soy? ¿Acaso sigo viva? Cuando miro a mí alrededor sólo veo negro en todas sus gamas y posibilidades, en todas las tonalidades con sus matices y sombras. Negro. Negro, negro, negro, black, noir, negro, dulce-tierno-negro, frío-triste-negro, negro, negro, negro…
Y por el poder de tres veces tres estoy condenada. Atrapada. Libre de mis poderes y de mi magia. ¿Pero acaso esto es ser libre? Más bien me siento como un reo de mi propia vida, envuelta en la cárcel de mi mente. Una y otra vez los pensamientos se dejan venir sobre mí, como oleadas salvajes en una tormenta en el océano, fuerte y melancólica, terribilísima.
……….
(ruido de olas)
………
(rayos y truenos)
……
(silencio absoluto)
.
..
….
Y de nuevo aquí estoy, en medio de la nada, ni seca ni mojada, ni fría ni caliente, ni despierta ni dormida. Sólo estoy. Como si a mi vida le hubieran puesto pausa pero la película quisiera seguir adelante. Como si a un maratonista le congelaran las piernas pero continuara corriendo. Como si a un ave le cortaran las alas pero se impulsara para volar…
Aquí estoy y caigo al vacío. ¿O ya no? ¿Cómo saberlo si no siento ningún movimiento en mi vida, si todo se repite una y otra y otra y otra y otra y otra y otra vez? Una semana eterna e infinita cuyo único aviso es el paso de los meses en el calendario. ¿En serio he dejado atrás dos años? ¿Cuándo pasó eso? ¿Qué es lo que he hecho? ¿Qué recuerdos conservo? Nada. Negro, ¿blanco? NEGRO.
Entonces comienzo a ver sobre la líquida superficie de obsidiana cómo se dibujan un par de retazos de lo que ahora siento como mis vidas pasadas: mi infancia, mis amigos, los años de la secundaria, la felicidad de la preparatoria, el primer beso, los días en bicicleta bajo un cielo azul, el sabor del chocolate, la alegría, las melodías rosas que alegraban mi vida con sus tristes arreglos… Y de pronto lo sé, lo siento, un enorme puñal de plata clavado en mi estómago y el olor a sangre infinita que se derrama, haciéndose una con la negrura a mí alrededor.
Me muero, estoy muriendo…


DAWN
¿De dónde proviene esa luz? No lo sé. Sólo sé que es un tenue y débil rayo que aparece en algún punto lejano sobre mi cabeza, y me ilumina. Y entonces veo. Veo algo más que negro, negro, black, noir, negro… Veo mis manos, mi cuerpo, mi vestido blanco cubierto de sangre. Me veo. Veo mi reflejo en la fría superficie de mármol negro sobre la que estoy recostada y retrocedo con miedo, con desesperación, con llanto.
Finas lágrimas de cristal caen por mis ojos, esos que últimamente han llorado tanto y sin razón, y de pronto comprendo que estoy sola en medio de la nada, sola y alejada de mí misma, sola y perdida en medio de mis miedos, totalmente aislada de la persona con la que soñaba ser. Estoy sola. Sola con una mezcla de miedo, frío, tristeza, odio y melancolía hacia mí misma. ¿Algún atisbo de amor? ¿Cómo saberlo? Ya no sé si lo confundo con compasión o lástima.
Tanto tiempo traté de evadirme que me volví una experta y ahora no sé cómo reconectarme conmigo misma y obligarme a vivir, porque en estos meses sólo he estado sobreviviendo.
Entonces veo la luz de nuevo y lo entiendo: ésa es la salida, ¿cómo alcanzarla? Se ve tan alta y lejana… Y aquí estoy yo, en el fondo de un oscuro túnel que cavé yo misma, con mis propias manos, en un vano intento de huir de las críticas y las dudas que tanto me abrumaban. ¿De qué ha servido esto? ¿Qué he conseguido? Lo único que claramente logré es hundirme a mí misma mientras esas viejas vacas gordas se alimentan de la carne de los becerros recién llegados al corral. Y yo no pienso servirles de postre.
Me levanto, decidida, y arranco ese puñal clavado en mi estómago, ese puñal que yo misma hice y hundí en mis entrañas en un intento de sentir tanto dolor que el dolor fuera imposible. Pero en el fondo, es el dolor lo que nos mantiene vivos, lo que nos hace fuertes, y ahora estoy llena de él.
Trepo poco a poco el túnel, lista para salir a la luz. ¿Estoy lista? El túnel se alza un metro más y descubro que mis dudas sólo conseguirán alejarme de la salida. Así que sigo subiendo, clavando mis uñas en la tierra, raspando mis nudillos contra las piedras, sintiendo mi piel lastimada al igual que mi alma en un intento por recuperar mi vida. Y sigo subiendo…



PEACE
Luz. De pronto sólo veo luz. Una luz tan fuerte y cegadora que me obliga a cerrar los ojos, al tiempo que intento ponerme de pie. Tropiezo, pero no caigo; simplemente me tambaleo como un viejo borracho, intentando comprender dónde estoy, quién soy, qué veo. Entonces las figuras comienzan a brotar de una tinta mágica que dibuja formas en trazos perfectos e irregulares. Y se van llenando de color: extensas praderas de verde esmeralda, centenares de frágiles flores rosadas que se mecen con la música de una brisa suave, lejanos árboles frutales que custodian las montañas de chocolate, y arriba un inmenso cielo azul, radiante, como el de mis viejos años de infancia. Y entonces lo veo: la boca de un profundo pozo que lleva a las entrañas mismas de la tierra. Ese lugar del que acabo de salir.
Me dan ganas de correr, de alejarme de él lo más pronto posible. Pero por más que avanzo hacia los árboles, por más que quiero correr hacia las montañas, el pozo me sigue y se mantiene a un lado de mí, tal como la mancha carmesí que decora mi vestido perla. Y lo entiendo, lo comprendo a la perfección: uno nunca puede huir de su pasado.
Entonces me siento y, por primera vez en meses, disfruto de las canciones de los pájaros y sus rítmicos trinidos, de las ramas de los manzanos que se mecen con el aire, del correr del agua cristalina de ese riachuelo a mis pies. Y disfruto de la temperatura del agua, del sol quemando suavemente mis hombros, como si quisiera teñirlos con un poco de color, y el sabor de una naranja, con esa mezcla perfecta entre el cítrico y el azúcar… y río, río como no lo había hecho en años, y me recuesto en la pradera dispuesta a disfrutar y atesorar este mágico momento que me ha devuelto a la vida y que me ha rescatado de las garras de un pasado mentiroso, de una triste máscara que se presentó como amigo y que terminó siendo el diablo, de un tétrico y aterrador atardecer que me cubrió de miedos y desesperanzas. Ahora descanso.


SO…?
Pero nada dura para siempre y tantos años de miedos y miserias me hacen temer a lo que sigue. ¿Debo atravesar ese bosque de árboles frutales y escalar esas montañas, o mejor regresar a ese agujero que fue mi hogar y guarida durante estas largas semanas? Después de todo, ya conozco lo que es estar en las sombras, con esa falsa sensación de libertad y control… Y acá no sé qué me espera, no sé qué sentir…
Me siento y abrazo mis piernas mientras una nube de dudas se posa sobre mi cabeza y da paso al atardecer… Tras dormir y descansar un rato me siento mejor, más fuerte, lista para dar batalla y enfrentarme a lo que venga. Limpio mis heridas superficiales en la corriente del riachuelo, me hidrato un poco y parto. Cruzo el río, cruzo las praderas, cruzo las flores… y me doy cuenta de que el pozo comienza a quedarse atrás, como un recordatorio, pero atrás. Y yo sigo adelante. Una bandada de miedos disfrazados de cuervos negros me sigue, casi sigilosamente, revoloteando sobre mi cabeza, listos para atacar mis pensamientos en cuanto yo se los permita. Corro, pero no es suficiente, no consigo alejarme de ellos más que por breves momentos.
Así llego a la zona de árboles frutales y me encuentro con nuevos retos: terrenos desconocidos para mis pies descalzos, bayas que bien podrían matarme a la primera mordida, animales acechando desde sus refugios y guaridas… Ingreso con miedo, decidida a no regresar a ese pozo que sigue atrás de mí, a la distancia, recordándome de dónde he salido.
Conforme me adentro en la enramada pierdo noción del camino, ya no sé a dónde voy. Sólo sé que si quiero realmente salir de esto debo seguir adelante. Sigo por un sendero que yo misma trazo pisada con pisada. Avanzo, tratando de pensar en formas para liberarme de los cuervos y de solucionar los problemas más inmediatos. Continuo, sabiendo que lo que me espera detrás de la montaña será la recompensa a todas mis penurias.
Y aunque a veces en las noches más frías los cuervos duermen sobre mi cabeza y la picotean, cada mañana decido avanzar un poco más, avanzar aunque sea unos pasos, avanzar para poner más tierra de por medio entre ese oscuro agujero de mi pasado y yo, mientras sigo buscando el sendero que me lleve a la cima del éxito. Ya no estoy dispuesta a dejar que mis miedos me hundan, ya no permitiré que nadie ni nada me detenga… Por más dudas que puedan llegar a mí disfrazadas de purpúreas mariposas, yo estoy decidida a ser lo que soñaba: un ángel en la tierra, una maga del mundo, emperatriz del universo, alfa en potencia.

 


HBD


No puedo creer que este espacio llegue ya a sus 6 años de vida. Empezó como un lugar para crear sueños e ilusiones y dejarlos libres en el universo. Pero ahora es un refugio y un confesionario, el sitio donde puedo ser libre sin temor a engaños y donde juego al titiritero con quienes creen entender de qué hablo. Dejemos que este blog siga creciendo, a paso lento pero seguro, continuo, resistiendo la demencia del mundo exterior para nutrirse tan sólo de mi alma y mis pensamientos.



Un resumen de mi vida…