sábado, 10 de abril de 2010

Iztapapalocihuatl



Mariposas, mariposas de alas blancas y rosas. Nubes de sabor a mandarina que destilan gotas de sabiduría sobre mi húmedo rostro de verano que sigue esperando aquí tu resurrección. Pero tú, tú sigues perdido, distante, vagabundo en un mar de sombras y figuras difusas que juegan a bloquearnos el paso para no hallarnos.

Ojalá algún día, cariño mío, el mar de nuevo será claro, el cielo de tintes lilas y morados, los árboles con suaves destellos dorados, y la brisa que surge de las olas puede que guíe nuestros pasos por el mismo sendero para que podamos encontrarnos. Por ahora sólo me queda disfrutar de este juego en el que no sé si voy a ganar...

Sigo conservando la esperanza, que bien me enseñaron que es lo último que muere, y guardo la resignación de la que me habló Cortázar, ésa donde no queda más que la misma paz. Y así, sí; y así tal vez te pueda encontrar.

Y te sigo esperando...

1 comentario:

fgiucich dijo...

Es cierto, la esperanza es lo último que se pierde. Abrazos.