lunes, 27 de noviembre de 2006

Boubacon


Susúrrame al oído, sílaba por sílaba, tu nombre y apellido.
Murmura en mi piel cuáles son tus deseos.
Vine aquí a ser tuya, a ceder en lo que pidas.
Sólo hoy y nunca más, una noche y nada más.
Mueve tus labios mientras hablas a lo largo de mi cuerpo.
Lame mis poros abiertos por tu culpa.
Siente el sabor de mi sangre que se escapa entre la vida.
Llévame tan sólo por hoy a sentir el paraíso.
Recuerdame por qué peco contigo.
Soy tu ángel y demonio, que te incita a algo más.
Si crees que eres más fuerte que yo, puedes marcharte ya.
Montse :)

1 comentario:

Caiguar dijo...

pero es posible que la sangre se derrame cuando los labios perforen con sus dientes en medio de la escitación tu piel.